Uno de los productos que más contaminan las aguas está muy presente en todos los hogares: el detergente para lavar la ropa a máquina. Las versiones convencionales suelen contener ingredientes con demasiado impacto ambiental, como los fosfatos, de ahí que las organizaciones ecologistas y de consumidores recomienden variedades biodegradables y libres de químicos agresivos.

Según las organizaciones de consumidores, desde un punto de vista medioambiental es importante tener en cuenta la fórmula con la que se fabrican los detergentes tradicionales de lavadora. Por ejemplo, los fosfatos forman parte de la buena parte de limpiadores domésticos de ropa. Estas sales del ácido fosfórico tienen como principales inconvenientes su lenta degradación y que pueden permanecer largo tiempo en las aguas residuales.

Los sulfonatos (sustancias tensioactivas que ayudan a separar la suciedad de las prendas) y fragancias alergénicas como el limoneno (extraído de las cáscaras de los cítricos) y el citronelol (presente en el aceite de citronela) son también compuestos comunes de este tipo de productos, según un estudio de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) española publicado en 2020.

Desaparición natural

El término ‘biodegradable’ se ha convertido en una referencia en la publicidad del sector, y se refiere a su contenido de sustancias que pueden degradarse por acción biológica. Es decir, desaparecen de forma natural y en un corto periodo de tiempo, por lo tanto minimizan su capacidad contaminante. Algunos fabricantes apuntan a que también contribuyen a cuidar la lavadora y alargar su vida útil al depositarse en los filtros con menor concentración que los detergentes convencionales.

Así, un detergente eco debe ser biodegradable, no contener fosfatos y elaborarse con sustancias como aceites vegetales (en sustitución de los productos derivados del petróleo), enzimas que reemplazan a los fosfatos y aceites esenciales sin elementos nocivos.

Una de las recomendaciones de las organizaciones de consumidores para reducir el impacto ambiental y mantener la mecánica de las lavadoras es ajustar la cantidad de detergente a la recomendación del fabricante. “No por añadir más eliminará mejor las manchas”, explica la OCU. Conviene por tanto revisar la etiqueta y tener en cuenta la capacidad de la máquina, la dureza del agua y el grado de suciedad de la ropa para calcular la dosis.

Ojo a la etiqueta

Son útiles los sellos certificados para orientar la compra y distinguir los productos eco. Los detergentes naturales serían los que contienen ingredientes biodegradables reales y limitan la presencia de los sintéticos hasta un 5% de su composición; mientras que los detergentes naturales fabricados con ingredientes ecológicos contienen al menos un 10% de ingredientes procedentes de la agricultura ecológica.

Las etiquetas también resultan imprescindibles para identificar los productos menos contaminantes. Una de las más usadas en el mundo es la Ecolabel, oficial en la Unión Europea desde 1992, que se aplica a multitud de productos. En el caso de los detergentes, para merecerla no deben contener productos químicos como los fosfatos ni microplásticos (partículas de tamaño ínfimo que no retienen los filtros y acaban en los cauces, el mar o incluso en la dieta humana a través del pescado).

El envase también cuenta

También es importante evitar embalajes pequeños para así generar menos residuos. Precisamente el estudio de la OCU se refiere a los envases como un factor clave en el impacto ambiental de los detergentes (y cualquier otro producto, por extensión) que a menudo pasa desapercibido aunque puede ser tan contaminante como el propio contenido.

“Para afirmar si un detergente es respetuoso o no con el medioambiente, medimos aspectos del envase como el peso del embalaje por cada dosis y el porcentaje de llenado”, afirman los autores del informe. En general, los detergentes en polvo muestran los peores niveles de llenado. Como causa, “los fabricantes aluden a la compactación del polvo durante el transporte y al almacenamiento, pero aún así no están justificados los bajos resultados”.

El estudio apuesta por una alternativa mucho más sostenible: la venta a granel, si bien reconoce que está poco extendida en el sector aunque ya empieza a verse con otros tipos de productos.

Tomado de: bbva.com/es/sostenibilidad